La cama es la tortura que invoca , las sábanas asombran y el día trae el olor de tus noches. Me gustas pavorosamente, la suave piel de tu tacto, tu boca hambrienta de mí. Tengo en las pestañas el sueño, salta el misterio de sombras que te nombra. Tu cuerpo junto al mío, la oscuridad y el abismo. Eres un inocente sueño.
A veces la luz parpadea y dialoga con ese horizonte, nada cambia. Los artilugios se disfrazan y danzan: deshacen torbellinos con sólo pensarlo. Navegan cansados ante el naufragio. Se arropan en tu mirada. Islas al tacto.
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