domingo, 15 de julio de 2012

En dialogo permanente con el espejo.

De aquel partido de béisbol sólo rescato a un par de jugadores. Uno; al bat, con la mirada del marinero, siempre buscando más allá del horizonte, una tierra, un pensamiento, divagando entre fórmulas un argumento. El otro, en espera, a punto de lanzar la cuestión, confiadamente.

Este dialogo dentro del sueño, es lo único que recuerdo y el debate por supuesto. Habría que recordar que este espacio es para mí reflexión. Es un debate permanente conmigo misma, conmigo es con quien compito constantemente y compito para trascender mis ideas. Porque he llegado a algunas hipótesis.

Debatíamos sobre la palabra dogma, la cuestión religiosa que nada tiene que ver con el método. Finalmente viene también de una tergiversación, en parte sobre personajes típicos, de los cuales, algunos que siempre han leído los libros, como la gente hoy en día de academia, que no logra rebasarlos, porque no logra conquistar un criterio propio, pues se subordina a ellos y porque evidentemente pone en un altar a los autores. ¿Este sistema genera subordinación en todas sus formas?

Durante la época de restauración burguesa se reafirma y se hace evidente, el linchamiento hacia toda disidencia, la tergiversación, desaparición, tortura, hasta llegar a la muerte, tanto física como mental. Ese punto lo había abordado con un compa francés. Ése y otra serie de puntos que él había ceñido muy vagamente a la cuestión política.

¿Por qué toda la gente mezcla la cuestión política de una forma tan poco racional; a través de sentimientos, creencias, 'buenas intenciones', en una palabra subjetividades? Llamadas así, porque cada persona tiene una percepción muy particular de cada una de ellas y siendo una cuestión de percepciones, carece de un método de comprobación, de un estudio serio y formal. No estrictamente como los positivistas se planteaban esto con respecto de las ciencias naturales, si no como una comprensión de tipo social, una ciencia que también ha sido constantemente atacada por el sistema, comenzando por su desdén y/o polémicas a ser denominada ciencia. Ya que el estudio de la misma, parte de seres vivos más complejos, los seres humanos  y nunca termina, pues estamos en constante transformación, tanto interior como exteriormente. Es parte del estudio de la demencia humana.


La política es una ciencia y como ciencia, merece pensarse. Es evidente que hacer política es una cuestión innata en los seres humanos y lo es porque somos animales sociales, tenemos un raciocinio que involucramos en todo momento. El punto es hasta que punto, -valga la redundancia-, lo utilizamos para comprender un chingó de hechos histórico-político-sociales-económicos de nuestra realidad, que no es una realidad individual (una burbuja individualista) sino social, enorme y compleja. 


Existe más valor en las clases trabajadoras, las más precarizadas, las mujeres, todos los que vivimos un ataque más frontal y evidente, todos los días. Porque no todo se enseña en la escuela, la vida miserable de subordinación e insubordinación que conlleva la muerte, nos hace estar en un estado permanente de combate con la realidad. Es por eso que nosotros no tenemos nada que perder, excepto nuestras cadenas, como diría Marx. La conciencia se forja en las luchas y no hay mejor lección de lucha que la vida en las calles, en la lucha a diaria por sobrevivir. 


Creo que los que temen a una revolución y tratan de tergiversarla, porque ésta es violenta, son los que temen perder sus privilegios. Son seres que han sido domesticados, subordinados a la academia, al conocimiento, a ensalzar mesianicamente a alguien, en fin, gente que goza de ciertos privilegios que no son derechos, porque estos siguen en pugna, pues el capitalismo es un voraz egoísta que no da nada, sólo miseria, decadencia, muerte... y el día que cumple con un derecho, se vanagloria y siente que nos esta regalando algo, cuando esto se ha conquistado a base de luchas, a base de sangre y fuego. 


La gente con prejuicios y doble moral, es la que ha creado el capitalismo con su doble moral y su doble discurso. Gente que se somete a todos y a todo. Pero sobre todo a su bienestar, a sus privilegios de clase.