martes, 23 de julio de 2013

De visita.




La seguridad se había mudado de sitio, la verdad no sé si había algún lugar seguro en el mundo, pero allí ya no. Fui de visita unos días a casa de una amiga, pero ésta como la mayoría de mis amigas vivía en una zona marginal, muy parecida a una favela brasileña, donde definitivamente no podíamos salir de noche. Ahí teníamos que procurar apagar las luces temprano, no hacer ningún movimiento, cerrar muy bien puertas y ventanas, estar atentas. 

Parecía que estábamos en un estado de sitio y apenas me había enterado. Era impresionante, creí que no pasaríamos la noche y temía respirar, porque ocasionalmente jaurías de tipos, se alcanzaban a escuchar afuera de la casa y éstos querían entrar a como diera lugar. Golpeaban, sacudían y vociferaban afuera. Me daba miedo imaginar lo que nos harían si lograban entrar. El ambiente era de temor y tensión no sólo en nuestras mentes, nuestros cuerpos estaban paralizados y por breves instantes actuaban rápidamente, reflejando sus esfuerzos por sobrevivir.

No recuerdo lo que ocurría todo el tiempo, pero mi amiga y yo temblábamos de miedo y también nos tranquilizábamos mutuamente. Se habían ido por un momento y respirábamos en paz, pero a esa jauría le seguía otra y luego otra. No podíamos sentirnos seguras. No recuerdo si nos venció el sueño, pero finalmente amaneció. Salimos a la calle y todo parecía tranquilo, de día no corríamos tanto peligro, al parecer estas jaurías se daban valor en la oscuridad. Yo no entendía por qué mi amiga seguía viviendo en un lugar así, ni sabía por qué yo había tenido un sueño así.