lunes, 21 de octubre de 2013

¿Has sentido alguna vez el temblor de una nube?
La estoy viendo,
veo cómo se fragmenta en pequeñas historias
así la memoria

y así todas se dispersan, al infinito
acaban por abrazar.

Fue el viento que
hizo danzar las nubes
las atrajo como sirena
con su canto de caricias

con movimientos.
Con un breve sonido de colores, un sueño dentro de otro

De parpadeos y silencios
sujetos al presente
se evaporan sueños irracionales
nace la realidad como la muerte

Tararea el fin
Tararea al fin

Incapaz de someterse
se diluye presa del presente
esclava de esta efigie de cristal.
Roja, explora la mente




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martes, 8 de octubre de 2013

De pinches registros...



¡Ay pero qué pendeja estoy!

Decía Ana a su madre aquella mañana, toda exaltada, en la vecindad.


Ya te he dicho que si las vas a dar, pues que cobres, pa' que no nomás se anden aprovechando de ti.

¡Ay mamá! Exclamaba Ana.

Pos sí, si no cómo, nomás así porque si, si te gusta darlas, mínimo saca provecho. Pos tú qué crees qué

piensan esa bola de pendejos...


Y si te dejas, hasta te padrotean, dijo "la peluche", neta.

Ana seguía riendo por las ocurrencias de su mamá y "la peluche", pero al mismo tiempo, repetía con

sorpresa: ¡Ay mamá!


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lunes, 7 de octubre de 2013

Sueño de espejos.


     En la casa de Alicia, todas las cosas: lámparas, mesas, roperos, tazas de té, platos, cuadros, camas,

puertas, espejos, etc... todo, tenía vida, tenía tiempo.
   
     Pero había alguien que deseaba más, experimentar mucho más, era un espejo. El de la habitación de

Alicia. Ella era muy feliz, pues nunca se sentía sola, charlaba con cada uno de estos objetos. Pero con quien

mantenía una relación más estrecha era con él, el espejo, se adoraban. Él la vio crecer y cada día la

esperaba impaciente para que ella le contase todo lo que le había ocurrido en el transcurso del día.

Era su costumbre saber todo de Alicia, es por eso que era entrañable aquella relación, él siempre había sido

su único confidente.

     Alicia también tenía un conejo que quería mucho, pero éste iba y venía, era tremendamente

independiente. Había ocasiones en que la misma Alicia le perdía la pista durante días, era misterioso y nadie

sabía a dónde iba o de dónde venía. No porque quisiera guardarse para sí mismo sus propias aventuras, la

verdad es que era exageradamente despistado y siempre iba con prisa a cualquier lado. Al parecer

estaba dirigiéndose hacia un punto en específico, pero al mismo tiempo, a ningún lugar. Era su forma de

jugar con el tiempo y nada más.
   
     Una tarde después de comer, todos estaban en casa y Alicia contó su experiencia matutina,

tomaron un digestivo e hicieron la siesta. Espejo soñó que era Alicia, pues la imagen que

representaba de ella esa mañana, en sueños, salió del espejo y con temor, él también se sintió dentro,

atrapado en ella. Alicia se quedó petrificada. ¡Eso era una maldición! pensó. El espejo despertó

inmediatamente, aun se sentía ensoñado y despertó totalmente. Muerto de miedo, se quebraba

porque temblaba. Hasta que Alicia lo abrazó, pero no dejó de evocar el acontecimiento en su memoria, el

resto de la mañana.





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